Mitja Calella

Hola tigres, os escribo una breve crónica de lo sucedido ayer en Calella.
A las 9 de la mañana me presento en Calella después de una horita de tren e interminables sorbos de Aquarius. Durante la recogida de dorsales saludo alguna cara conocida entre ellos a Pere Vila del Nou Barris, Meritxell Portillo y Alèxia Patiño del Corredors.cat, compañera del equipo de bàsket de Patri. Comparto un cafetito con un viejo conocido y rechazo su generosa invitación de tomar jengibre antes de una carrera, guardarropía, calentamiento y a tomar la línea de salida.
La preparación para la media no ha sido demasiado exhaustiva. Unas extrañas molestias en la pierna derecha me han mantenido en el dique seco varios días pero ya se sabe; un tigre cuando se presenta en una cursa tiene que darlo todo.
Salgo en posiciones retrasadas, pero el hecho de haber unos 1.100 participantes hace que la salida sea muy fluida. El tiempo es caluroso y algo ventoso, entre 20 y 23ºC, no son temperaturas excesivamente altas pero después del frío invierno el cuerpo no está aclimatado. Era la primera vez que utilizaba el Forerunner en una competición y la verdad es que durante varias fases de la cursa me he vuelto loco. Los primeros kms los voy haciendo a un ritmo entre 4’ y 4’12. Voy picoteando de grupo en grupo ya que unos van demasiado despacio y otros todo lo contrario. A partir del km 6 encuentro mi hombre referencia y será con este con quien comparta el resto de kms hasta llegar a meta. Los ritmos siguen siendo muy alternos, hay dos kms que cambia de ritmo y corremos por debajo de 4’ y los dos siguientes baja a 4’05 y 4’11. El fore no puede engañar, tengo que hacer caso de lo que marca aunque parece que vayamos más rápido. La carrera transcurre por una carretera paralela al mar, como la cursa de Pineda, en ocasiones te hacen hacer una U para meternos más al interior e ir sumando kms. He de reconocer que el circuito es bastante monótono y solitario. A la altura del km 9,5 me despego del hombre referencia y me voy a por Esperanza Zuriguel antes de dar la vuelta al circuito y volver a tomar dirección Calella. Encuentro un grupillo que parece bueno en el que hay dos componentes del RunnersWorld y dos liebres que les están ayudando a hacer marca. En el km 12 las liebres empiezan a correr por debajo de 3’55 y destrozan el grupo. Todavía tengo reservas para seguirles pero sabiamente decido aminorar el ritmo, cada vez hace más calor y el viento pese a no ser un vendaval molesta bastante. Es curioso, pero me encuentro muchos cadáveres por el camino, trotando o simplemente caminando (en media es más difícil de ver). Mientras las liebres se van el hombre referencia me vuelve a dar caza y ya decido seguir con él hasta final de cursa. Como he dicho antes la sensación es de ir rápido pero el fore marca otra cosa bien distinta. En el km 19 nos coge uno de los dos runnersworld. Las fuerzas están algo justas y ahí es cuando se notan la escasez de tiradas largas. Miro el crono y veo que es imposible bajar de 1h27, tendría que hacer un esfuerzo sobrehumano. Decido dejarme llevar y parar el crono en 1h27m29s. Acto seguido reparador masaje proporcionado por un centro de fisios de Mataró. Obsequios: camiseta + jabón en polvo.
En meta coincido con Manu y Vicky. En el viaje de vuelta un runner me come la cabeza con la lamentable situación del país.

Próxima cursa: Cursa Científica de Sant Pau

Muy buena marca, a veces los descansos forzados son positivos.

Madrugar, coger el tren, cursa y volver, todo en solitario, sólo es posible cuando uno aún retiene esa ideología romántica de runner que yo ya hace años que perdí... que la conserves mucho tiempo!